Capítulo 1: Tierra del Fuego 

Domingo 15 enero 2017 – jueves 19 de enero de 2017. En compañía de Benjamín Verdugo

Ya estamos, domingo 15 de enero y suena el despertador temprano, es el día que comienza el pedaleo. Adivinen quién no tiene aún todo listo… sí, yo, ¿cómo supieron?

Cuando desarmamos la bici en Santiago, Max, uno de los amigos con los que vivía, sacó el cambiador trasero y en verdad fue un cacho ponerlo, algo pasó con la cadena que se cruzó y la tuve que desarmar, luego con la ayuda de Benja poner el cambiador trasero de nuevo, así que ahí perdimos bastante tiempo.

Para la mañana de ese domingo el carrito aún figuraba en su caja, junto con la parrilla que también quería instalarla.

No hubo tiempo de instalar parrilla, menos mal el carrito es de muy rápida instalación, así que desayunamos, lo montamos y empezamos a pedalear a Tres Puentes, el terminal marítimo donde se toma el ferry a Porvenir (el terminal estaba a 4 km aprox. de donde nos quedamos).

Esa fue mi primera aproximación a pedalear con carga y me asustó, es distinto, mucho más lento y cansador, teníamos que estar a las 9:30 para tomar el ferry y pensé que no llegaba, al final llegue como 9:35 y Benja estaba haciendo la fila en las oficinas de Transbordadora Austral Broom (Tabsa) para comprar los pasajes, el ferry terminó saliendo como a las 10:00.

Ya en el ferry, que dura como dos horas, Benja me contó de la ruta que él siguió para realizar la carretera austral.

Ferry que nos llevaría a Porvenir. Terminal marítimo Tres Puentes.

Día 1: Porvenir – Concordia (58 km)

Una vez en Porvenir pasamos a una oficina de información turística a pedir un mapa rutero, a una tienda a comprar algunas provisiones y luego a almorzar, comenzando finalmente a pedalear a las 14:00 aprox.

El camino era de ripio, y en general nos hizo buen clima (durante todo el viaje), el día estuvo soleado, nublado, y a ratos una llovizna leve. La salida de Porvenir fue dura, había una subida larga en una curva, donde me tuve que bajar y subir la bici a pie, mal comienzo pensé…

Después el camino se ponía más abordable, las subidas eran «subibles» y los primeros 20 kms fueron tranquilos, en los 20 que vinieron después hubo varias subidas duras que tuve que hacer a pie y los últimos ya estaba pedaleando con lo que me quedaba de piernas. Esta parte se me hizo durísima, mucha carga que remontar y poca costumbre de pedalear tramos tan largos y menos con carga.

Km 45 de la ruta Y-71, parte de lo pedaleado el primer día. De fondo se puede apreciar parte de la "bahía inútil".

Tiramos las carpas en un cruce donde había algo como una garita, según un mapa que vi después, el lugar se llama «Concordia». La intención era tratar de armar una carpa adentro de la garita pero ninguna de las dos que andábamos trayendo cabían.

Durante el pedaleo de ese día se avistaron caiquenes, cisnes, otros pajaritos más pequeños, guanacos, corderos, vacas y a mi se me cruzó un zorro por el camino (intenté tomarle una foto pero se arrancó)

También es necesario destacar que se sentía muy reconfortante algo que se repitió durante toda la ruta, la gente que te saludaba y te daba ánimos, haciéndote con el pulgar para arriba, saludos con la mano, cambio de luces o bocinazos. De alguna manera me recordaban a todos ustedes y sus buenos deseos que me dieron al comenzar, de verdad muchas gracias, eso ayuda mucho. No me olviden, síganme teniendo presente en sus pensamientos que esa energía es la que empuja a seguir.

Día 2: Concordia- camino a Río Grande (113 km)

Después de desarmar las carpas y desayunar, armamos la parrilla de la bici, que también fue un cacho. Es una buena parrilla, liviana, y es «multifunción», osea se puede usar como parrilla delantera o trasera, el cacho es armarla. Hay unos fierritos que hay que ver bien como poner (porque no es igual si se pone adelante o atrás), además, el cuadro de mi bici no tiene los hoyitos clásicos para poner parrilla, así que le pusimos unos adaptadores. Bueno, la cosa es que una vez instalada la parrilla reconfiguré el peso poniendo cosas en las alforjas y una mochila de 25 lts en la parrilla, y empezamos a pedalear… al principio la sentí inestable, pensé que me acostumbraría, pero no. Un poquito más allá, menos de un kilómetro, pegué un conchazo de aquellos, perdí el control de la bici, me tiró pa un lado, después pal otro, logré controlarla como por 3 segundos y paffff… a tierra, era como un toro mecánico que avanzaba en línea recta y solo intentaba botarte hacia los lados XD. Resultado: pelón en el tobillo izquierdo, pelón en la rodilla izquierda, pelón en la mano derecha (sí, iba sin guantes ¬¬) y moretón en la guata (caí arriba del manubrio), nada grave, por suerte. Al parecer los adaptadores no quedaron los suficientemente apretados e iban haciendo juego, con lo que me balanceaba para un lado y otro.

A la bici hubo que arreglarle la dirección, se le torció la manilla del freno trasero y el mango quedo medio golpeado, como se ve en la foto.

La foto no tiene el mejor ángulo, no se ve lo doblado de la manilla de freno pero se ve como quedó el mango.

Volví a reconfigurar la carga echando todo al carrito y el resto del día estuvo bien. Corría mucho viento que nos favorecía, nos iba empujando (lo que se conoce como viento de cola), ese día el viento fue mi mejor amigo, avanzamos muchos kilómetros sin mucho esfuerzo.

La ruta era ripio. En medio del camino había una casita para ciclistas, donde nos podíamos refugiar. Benja me estaba esperando ahí y nos encontramos con Mia, una cicloturista japonesa que estaba haciendo nuestra misma ruta, pero estaba con problemas técnicos, había pinchado más de 7 veces ese día y había decidido quedarse ahí lo que restaba del día.

De ahí en adelante el camino era de tierra compactada, mejor para pedalear pero tenía bastantes hoyos, a los que había que ir haciéndole el quite.

Seguimos pedaleando por la ruta (que desde el cruce en Concordia había pasado a llamarse Y-79) hasta que alcanzamos San Sebastián, un caserío que tenía un almacén, una hostería, carabineros y la aduana chilena, para cruzar a Argentina. En este punto me adelanté porque Benja había tenido un pinchazo, lo encontré en la ruta como 10 km antes de San Sebastián reparando el pinchazo y acordamos que yo me adelantara (en general Benja siempre tenía mejor ritmo que yo y de seguro me alcanzaría, o sino lo esperaría en San Sebastián).

Me preocupé porque había pasado como una hora desde que había llegado y Benja no llegaba, fuí a dar una pequeña vuelta al caserío por si había pasado de largo y no me había visto y cuando me devolví me enfrenté a la fuerza del viento en contra, era impresionante, no se podía pedalear, me tuve que bajar de la bici.

Finalmente Benja llegó, el pinchazo resultó ser más complicado de lo que Benja pensó en un principio, los parches no lograban detener la fuga, así que siguió pedaleando pero el aire en la rueda le duraba 10 min. aprox. y luego tenía que volver a inflarla. Tenía una cámara de repuesto, pero esa cámara tenía otra válvula.

Cuando Benja llegó, hicimos los papeles para cruzar a Argentina y nuevamente acordamos que yo me adelantara mientras él solucionaba el problema. La solución finalmente fue agrandar el hoyo de la llanta para poner la cámara con el otro sistema de válvula, para lo cual se ayudó de un señor del sector.

Nos volvimos a encontrar 15 km más adelante en el paso San Sebastián, la aduana Argentina, donde la ruta ya comenzaba a ser asfalto y decidimos seguir avanzando aprovechando que aún quedaba luz, pues los días en la Patagonia son largos, y también nos quedaba energía, gracias a la enorme ayuda del viento.

A eso de las 21:00 reanudamos el pedaleo rumbo a Río Grande por la Ruta Nacional 3 (RN3) hasta aproximadamente la medianoche, donde yo estaba agotado y tiramos las carpas a orilla de la carretera.

Cartel rutero que anuncia la llegada a la República Argentina.

Día 3: camino a Río Grande – camino a Tolhuin (112 km)

Despertamos, desarmando carpas, desayunamos y empezamos a pedalear a eso de las 9 am, el día estaba nublado con un poco de llovizna, yo avanzando muy lento, en parte por el agotamiento en parte por la carga. En esta parte de la ruta comenzamos a ver más cicloturistas.

En general no me gusta pedalear con música pero esta vez decidí escuchar un poco para darme ánimos y fue una buena estrategia que me ayudó a seguir avanzando.

Llegamos a Río Grande a eso de las 13:00, mal horario porque es horario de colación y el comercio no habré hasta las 15:00. Estábamos buscando un local para sentarnos a comer, pero curiosamente todos los lugares eran para llevar, elegimos uno con menú para llevar y comimos afuera del local, mientras mirábamos las bicis.

Teníamos que pasar a un taller de bicicletas porque mis cambios estaban desajustados, probablemente por el tema del cambiador trasero que hubo que sacarlo al armar la bici, y no descarto que el porrazo también haya contribuido con lo suyo.

Es bastante incomodo tener los cambios desajustados, así que se sintió mucho mejor una vez los hubieron ajustado. Por otro lado, a sugerencia de Benja, mandamos mi mochila de trekking por encomienda (Montiel) a Ushuaia, donde yo la iba a recoger dos días después, así alivianaba la carga.

Río Grande es una ciudad de más de 66 mil habitantes, tiene aeropuerto y ya desde la entrada por la carretera se podía ver grandes galpones que dan la impresión de una ciudad industrial.

No recorrimos mucho, fuimos a una oficina de información turística frente a la plaza y luego anduvimos por la calle principal San Martín que tenía un lindo bandejón lleno de flores, de ahí tomamos Islas Malvinas para retomar la Ruta 3.

Salimos de Río Grande hacia Tolhuin tipo 17:00, con un viento en contra durísimo por aproximadamente 8 – 10 km.

La carretera se encontraba en un excelente estado, y después del viento en contra yo por fin sentía que podía pedalear a una velocidad normal.

De aquí sin muchas novedades, seguimos pedaleando cruzando la pampa camino a Tolhuin hasta que comencé con molestias en mi rodilla derecha y decidimos parar por prudencia, acampando una vez más a la orilla del camino.

Atardecer en la ruta entre Río Grande y Tolhuin.

Día 4: camino a Tolhuin – camino a Ushuaia (116 km)

Despertamos, estuvo helada la noche, hacía un bonito día, pero hacía frío. Empezamos a pedalear, a estas alturas yo ya sentía dolor y cansancio, pero había que seguir avanzando y disfrutando el pedaleo.

Poco antes de llegar a Tolhuin, en dirección contraria me encontré con un ciclista italiano, viejito, que, según lo que entendí del «itañol» que hablaba, había partido en Salta. Era muy amable y me dijo que si pensaba hacer la carretera austral el carrito no era muy buena idea (veremos… el tiempo lo dirá!)

Llegando a Tolhuin ya se comenzaba a ver un cambio en el paisaje, se acabó la pampa para dar lugar al bosque andino patagónico, además se podían ver cerros de fondo (cerros que más tarde tendríamos que cruzar para llegar a Ushuaia)

Cambio de paisaje en el camino a Tolhuin, se pueden apreciar bosques y cerros.

Tolhuin proviene del selknam y significa corazón, refiriéndose a que es el corazón de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Es un poblado no muy grande de casi 3 mil habitantes. Es más grande de lo que pensaba, según lo que me había comentado Benja (que dicho sea de paso había conocido estos lugares mochileando como 8 años atrás). Benja además me comentó de la existencia de una panadería típica , llamada «La Unión», donde me comí un sándwich de milanesa enorme más unos pastelitos para reponer fuerzas .

Tolhuin, el corazón de la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Chico tu sándwich.

A estas alturas me fijé que se usaban mucho unas puertas metálicas gruesas en estas latitudes, en Río Grande también las habían, me imagino que para que no las mueva el viento.

Finalmente salimos rumbo a Ushuia, últimos 102 km con un paisaje renovado (y un poco de llovizna).

Se me perdió Benja, iba a pasar a la farmacia y me dijo que me adelantara, resulta que la farmacia estaba cerrada y mientras tanto yo me perdí encontrando el acceso a la RN3. Benja se adelantó, nos encontramos 30 km más adelante aprox., en una garita.

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Este es el guachito Gil, que estaba dentro de la garita donde Benja me estaba esperando.

Ese día comencé con molestias en la rodilla izquierda (la derecha que me había dolido el día anterior ahora no molestaba, y del tobillo esguinzado ni señas). El día anterior ya había comenzado a tomar antiinflamatorios como pastillas y también como crema.

En algún punto sentí una mejoría dolores pero no del cansancio de piernas, sentía que me costaba mucho avanzar, en algún punto llegué a pensar que se me había «frenado» la bici, pero la revisamos con Benja y la bici estaba bien, había que meter piernas! (y cabeza, «dale Nico ql!»).

Ruta 3, Tierra del Fuego, Argentina.

Siguiendo la ruta llegamos a un sector llamado «La Herradura» (por la forma de la curva) y posteriormente el Paso Garibaldi, una parte particularmente dura, con mucha subida, y una neblina que no dejaba ver mucho, que emanaba del Lago Escondido, prendí todas mis luces, parecía arbolito de pascua, pero quería ser visto en medio de tanta niebla, no fuera a ser cosa que un auto no me viera…

Una vez superado el obstáculo de las subidas del Paso Garibaldi, las bajadas fueron un lujo: una de las bajadas me impulsó 4 km sin tener que pedalear nada, además el paisaje era muy bonito***, ¡y hasta salió el sol!, de película. Finalmente el cansancio pudo más y empezamos a buscar un lugar para tirar la carpa, esta vez era más difícil porque el camino estaba rodeado de bosque, pero lo encontramos.

Vista al Lago Escondido desde lo alto del Paso Garibaldi, le neblina era muy densa, estábamos al medio de una nube.

Día 5: camino a Ushuaia – Ushuaia (30 km)

En este tramo y un poco del anterior se notaba visiblemente que la carretera estaba más deteriorada.

En estos últimos kilómetros sentía que la rodilla iba a reventar, pero por fortuna había mucha bajada donde no tuve que pedalear.

En el último tramo que me faltaba para llegar a Ushuaia (que era supuestamente de 10 km) resultó ser menor, pero ya una vez en la cuidad había que seguir pedaleando para llegar al centro.

Entrada a Ushuaia, mucho más cerca de lo que yo pensaba.
Benjamín y yo, misión cumplida !!!

Ushuaia es una ciudad más larga que ancha. 57 mil habitantes aprox, muy turística. Esta ciudad cuenta con aeropuerto para recibir a la gran cantidad de turistas que llegan año a año y el centro es muy lindo, lleno de comercio, restoranes, y gente de todos los rincones del mundo.

Con Benja de nuevo nos perdimos. A la entrada de Ushuaia le preguntamos a un policía por un centro de información turística, para ubicar algún hostal y nos dió las indicaciones, había que doblar en una rotonda que tenía un caballo, para agarrar el centro.

Yo me metí mal, iba un poco cansado entonces Benja se me perdió adelante, después de haber pedaleado un rato, al menos unos 3 km vi una rotonda (sin caballo ¬¬) y me metí ahí, entre a una población donde un Maradona ushuaiense me ayudó a ubicar el centro.

Así llegué al centro de información turístico, pero ni seña de Benja… es una lata perderse en estás situaciones porque no hay como ubicarse… obligado a esperar con paciencia hasta que se apareciera.

En un ventanal del centro, había un mapa gigante (en una calidad bien mala sí) que mostraba otro punto de información turística, así que partí hacia allá, y ahí me encontré con Benja, que también me había estado esperando y al no pillarme se devolvió hasta la entrada de la ciudad (sí, todos esos 5 km de ida y vuelta de nuevo, que lataaaaa)

Una vez nos encontramos buscamos hostal, preguntamos cómo en 4 pero nos quedamos en Lupinos (habitación compartida, 350 ARS por noche por persona), donde además dejé guardada la bici y el carrito (20 ARS por día) para ir a Puerto Williams , que es lo que seguía en nuestra aventura.

En Lupinos nos encontramos con otro ciclista italiano, que ya estaba terminando su recorrido, había partido en Puerto Montt y había llegado hasta Ushuaia, ahora ya se devolvía a Italia.

El resto del día fue ordenar las cosas para Williams, comprar lo que nos faltaba, salir a comer algo y dormir. (Tienen una cerveza «fuegian» red ale bien buena, de marca «Beagle», la tomé acompañando un matambre, que según yo es como mechada porque se deshilacha)

Total pedaleado: 429 km

Conteo de objetos perdidos:

    Guante largo de bici mano derecha
    Bandera del carrito
    Bolsa estacas carpa

***Una vez cuando era chico tuve un sueño, que me desbarrancaba en un lugar muy parecido, pero en el sueño iba manejando una camioneta jajaja.

Si quieren ver más fotos de este capítulo puedes revisar mi álbum de facebook

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